En un movimiento que agita el tablero diplomático internacional, el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, afirmó que su país está dispuesto a recibir a Nicolás Maduro en caso de que este decida abandonar Venezuela. Las declaraciones, emitidas tras una ronda de consultas con el emisario de la Casa Blanca, John Cole, marcan un punto de inflexión en medio de la creciente presión militar de Estados Unidos sobre el país caribeño.
A pesar de ofrecer asilo, Lukashenko —frecuentemente señalado como el «último dictador de Europa»— matizó que la salida de Maduro no ha sido un tema discutido formalmente con Caracas. El mandatario bielorruso describió a su aliado como un líder «duro» y «corajudo», heredero del estilo político de Hugo Chávez, y descartó que Maduro sea el tipo de persona que opte por la fuga ante la adversidad política.
La apertura de Bielorrusia ocurre tras un acuerdo estratégico entre Minsk y Washington. Luego de dos días de negociaciones con John Cole, Lukashenko aceptó indultar a 123 presos políticos, incluidos líderes de la oposición, a cambio del levantamiento de sanciones que pesaban sobre el potasio, principal motor exportador de su país. Este pacto sugiere que Bielorrusia podría estar actuando como un puente de salida en la crisis venezolana.
En su intervención, Lukashenko también salió en defensa de Maduro frente a las acusaciones de narcotráfico impulsadas por Donald Trump. El líder bielorruso cuestionó la falta de pruebas por parte de Estados Unidos y advirtió que el problema de las drogas es un fenómeno global que no debe combatirse con misiles, sino con nuevos métodos de diálogo, criticando lo que considera una política de intervención militar fallida.
La tensión en la región sigue al límite, mientras el despliegue naval estadounidense se consolida como el más grande desde la Guerra del Golfo. En respuesta, la administración de Maduro mantiene a sus fuerzas en permanente movilización militar, rechazando las acusaciones sobre el «Cártel de los Soles» y acusando a Washington de inventar cargos para justificar una agresión.
Finalmente, Lukashenko advirtió que un eventual ataque estadounidense contra Venezuela solo lograría consolidar al pueblo en torno a la figura de Maduro. Con esta postura, Minsk se posiciona como un actor clave en la mediación internacional, ofreciendo una vía de escape mientras critica duramente el no reconocimiento de procesos electorales extranjeros por parte de la potencia norteamericana. (NP-Gemini-Emol-EFE)
