Las declaraciones del candidato presidencial chileno del Partido Nacional Libertario (PNL), Johannes Kaiser, en las que advirtió a Bolivia que «no van a volver a rematar nunca más un auto chileno» y sugirió un posible conflicto si aquello ocurre, generaron una fuerte reacción en el país vecino. Kaiser, además, lanzó una dura amenaza al decir que, en ese escenario, «en La Paz lo van a pasar muy mal y le van a tener que cambiar el nombre a la capital, porque La Paz no va a ser».
El Presidente boliviano, Luis Arce, respondió directamente al abanderado a través de redes sociales, calificando sus palabras como «profundamente irresponsables e inaceptables». Arce cuestionó la intención de Kaiser de cerrar la frontera norte, lo que a su juicio es un intento de «sacar provecho electoral» y refleja una «torpeza e inmadurez política». El Mandatario saliente lamentó que estas expresiones pongan en riesgo la «buena relación» que ambos países habían cultivado en los últimos años, reafirmando que Bolivia siempre apostará por la integración, el diálogo y la paz.
El contexto de la polémica se enmarca en la reciente elección en Bolivia, donde resultó ganador el centrista Rodrigo Paz. Durante su campaña, Paz propuso la legalización de los llamados «autos chutos» (vehículos indocumentados que circulan en zonas rurales de Bolivia y cuya procedencia es a menudo dudosa). Esta propuesta ha generado fricciones previas con autoridades chilenas, que señalan que muchos de estos coches son robados en Chile e ingresan ilegalmente a territorio boliviano.
La Cámara Automotor Boliviana (CAB) ya había advertido que la legalización de estos vehículos, estimados en cerca de un millón de unidades en un parque automotor total de 2,5 millones, perjudicaría al sector formal de importación de coches. No obstante, el presidente electo, Rodrigo Paz, ha aclarado que la legalización no incluirá a los vehículos robados, los cuales se compromete a devolver a los países de origen, incluyendo Chile. (NP-Gemini-Emol-EFE)
