Germán Pataquiva, director del Colegio de Pensamiento Republicano, sostiene que la reciente absolución del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez de los cargos de soborno y fraude procesal no es solo un hecho judicial, sino un evento de profunda trascendencia política que impacta directamente en el Centro Democrático y reconfigura el panorama nacional de cara a las próximas citas electorales. El analista enfatiza que el fallo representa una victoria simbólica crucial que devuelve la iniciativa al uribismo, permitiéndole presentarse ya no solo como oposición, sino como un actor con capacidad de aglutinar desde una narrativa de “inocencia reconocida” y “rectificación judicial”.
Según Pataquiva, esta decisión judicial tiene el efecto inmediato de revitalizar la figura de Uribe y, por extensión, su legado político. Al recuperar espacio, la llamada «seguridad democrática» y la línea dura contra la insurgencia se reactivan como referencias centrales para la movilización de sus bases. El experto anticipa un posible efecto de «rally-around-the-flag» entre los simpatizantes del uribismo, lo que no solo reforzaría la cohesión interna del bloque de derecha, sino que también mejoraría su capacidad de contestar los avances de la izquierda o de terceras fuerzas políticas.
Más allá del expresidente, Pataquiva indica que el fallo abre un espacio para la reconfiguración del uribismo como movimiento. El uribismo y quienes se identifican con su tradición política tienen ahora la oportunidad de recuperar su protagonismo, su identidad, sus símbolos y su estructura organizativa. Esto podría facilitar el ascenso de una nueva generación de liderazgos que reivindiquen sellos como «patriotismo», «firmeza», «orden» o «seguridad», adaptados al contexto actual. No obstante, el analista subraya que la victoria jurídica obliga al uribismo a clarificar su proyecto político de futuro, definiendo propuestas renovadas para capitalizar estratégicamente este momento de relanzamiento y diferenciarse de versiones anteriores del movimiento.
En cuanto al impacto en la izquierda, Pataquiva asegura que el fallo obliga a una redefinición de su narrativa. Históricamente, la izquierda ha utilizado la figura de Uribe como su enemigo focal y antítesis política en debates clave como paramilitarismo y derechos humanos. Al salir Uribe de la implicación judicial (al menos en estos cargos), la izquierda debe redefinir su identidad, pasando de ser simplemente una fuerza «contra Uribe» a articular una propuesta propia más autónoma. Esto implicará enfocarse en ejes programáticos como el social, ambiental, de equidad y de género para evitar quedar en una posición de mera reactividad.
Para el centro político o las fuerzas emergentes, el experto ve una ventana de oportunidad junto a riesgos significativos. El fallo, al incrementar la polarización, podría generar desafección en sectores moderados que buscan salidas distintas a la tradicional contienda derecha-izquierda. Sin embargo, estas fuerzas enfrentan el riesgo de ser acusadas de complacencia o indefinición por ambos extremos del espectro político, en un contexto de polarización reforzada.
Finalmente, Pataquiva destaca la clara dimensión electoral y simbólica del fallo. Ocurre justo cuando se acerca el ciclo de elecciones legislativas y presidenciales, intensificando la polarización: mientras el uribismo se siente reivindicado, sus opositores desplazarán sus críticas hacia otros frentes, sintiéndose agraviados. El analista advierte que esta situación podría generar un efecto de «movilización reactiva» de sectores que se sentían marginados, aumentando la competencia electoral. La interrelación entre la justicia y la política en Colombia queda así de manifiesto, confirmando que los fallos judiciales tienen efectos concretos y directos en la disputa de poder. A pesar de la victoria jurídica, Pataquiva señala que la incertidumbre persiste, pues el proceso no está totalmente concluido por posibles recursos. Para el uribismo, el riesgo radica en no lograr transformar este momento en un impulso organizativo y en alianzas incluyentes, quedando solo en una reafirmación simbólica sin sustancia; para el sistema en general, el aumento de la polarización amenaza la deliberación democrática y la gobernabilidad. (NP-Gemini-Colegio de Pensamiento Republicano)




