El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este viernes en la Casa Blanca a su par ucraniano, Volodímir Zelenski, un día después de haber sostenido una larga llamada telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, en la que anunció que ambos líderes se reunirán próximamente en Budapest.
Se espera que el tema central de la reunión con Zelenski sea la solicitud de Ucrania de recibir misiles de largo alcance. Trump ha estado considerando enviar misiles de crucero Tomahawk a Ucrania, aunque también sugirió que primero plantearía esa posibilidad a Putin, como una forma de incitarlo a cooperar para poner fin a la guerra.
No obstante, Trump pareció restarle importancia a la idea de enviar los misiles, declarando el jueves: «Les diré que también necesitamos Tomahawks para Estados Unidos». Añadió que no pueden «debilitar a nuestro país», lo que contrasta con sus declaraciones previas de que los misiles representarían un nuevo paso de agresión que permitiría a Ucrania atacar zonas profundas de Rusia.
La llamada telefónica del jueves, iniciada por el Kremlin —un reconocimiento interpretado por expertos como una señal de querer apaciguar a Trump—, se enmarca en la táctica de Putin de adular al mandatario estadounidense. Según The New York Times, esta estrategia ha ayudado a Putin a evitar plazos y amenazas de sanciones sin restringir el esfuerzo bélico de Rusia.
Ejemplos de esta táctica incluyen la llamada de cumpleaños de Putin a Trump en junio, tras la cual las sanciones no se materializaron, y la reunión de tres horas con un enviado de la Casa Blanca en agosto, que preparó el escenario para la cumbre que ambos presidentes sostuvieron ese mes en Alaska.
Respecto a la cumbre de paz anunciada, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Putin ya había conversado sobre la reunión con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, conocido por sus estrechos vínculos tanto con Trump como con Putin. Orbán confirmó en redes sociales que «Los preparativos para la cumbre de paz entre Estados Unidos y Rusia están en marcha».
Pese al anuncio, existen desafíos logísticos para el encuentro. Putin es buscado por la Corte Penal Internacional (CPI), y Hungría, como signatario, estaría obligada a arrestarlo, aunque Orbán ha declarado que esto no ocurriría. El portavoz del Kremlin reconoció que la ruta de viaje de Putin «hasta ahora, por supuesto, no está clara».
Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, aseguró que Putin puede entrar y salir del país: «No es necesario consultar con nadie; somos un país soberano. Lo recibiremos con respeto, lo acogeremos y le brindaremos las condiciones para que negocie con el presidente estadounidense». (NP-Gemini-La Tercera)