Miles de personas se congregaron en Arizona para un evento masivo de homenaje al líder conservador y activista Charlie Kirk, quien fue asesinado a tiros la semana pasada, un suceso que ha profundizado las divisiones políticas en Estados Unidos. El tributo, que algunos medios compararon con un funeral de Estado debido a su magnitud y el fuerte dispositivo de seguridad, contó con la presencia y participación destacada del presidente Donald Trump y miembros de su gabinete. Trump asistió para «celebrar la vida de un gran hombre» y fue visto conversando con el multimillonario Elon Musk, a pesar del conocido distanciamiento que siguió al breve paso de Musk por el Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Altos funcionarios del gobierno de Trump, incluidos el secretario de Estado Marco Rubio, el secretario de Defensa Pete Hegseth, la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard, y el secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr., intervinieron en el evento, junto con otras figuras conservadoras como Tucker Carlson. El principal asesor de Trump, Stephen Miller, declaró ante la multitud que el asesinato de Kirk lo había «inmortalizado» y que millones de personas llevarían adelante su legado. Miles de asistentes, muchos vestidos con los colores patrios y portando el icónico eslogan MAGA, hicieron fila antes del amanecer para entrar al estadio, considerando a Kirk como un «mártir» y un impulsor clave de la reelección de Trump.
Kirk, de 31 años y fundador del grupo juvenil de derecha Turning Point USA, fue fatalmente baleado el 10 de septiembre mientras hablaba en una universidad de Utah. Las autoridades arrestaron a un sospechoso de 22 años, para quien la fiscalía ha solicitado la pena de muerte. Según las autoridades, el presunto tirador citó como motivo el «odio» que, a su juicio, alimentaba Kirk con sus críticas a las personas transgénero, los musulmanes y otros grupos. Incluso antes de que se identificara al sospechoso, Trump había calificado a Kirk como un «mártir de la verdad y la libertad» y culpado a la retórica de la «izquierda radical».
En respuesta al asesinato, la Casa Blanca declaró que tomaría medidas enérgicas contra el «terrorismo doméstico» de izquierda, con Trump anunciando que designaría a la red antifascista Antifa como «organización terrorista». Estas acciones han generado alarma entre los críticos, quienes denuncian intentos de silenciar la disidencia en medio de las políticas de justicia social regresivas y la ofensiva migratoria del gobierno de Trump. Adicionalmente, el destacado presentador de televisión Jimmy Kimmel fue retirado del aire pocas horas después de que el gobierno amenazara con acciones legales por sus comentarios sobre el asesinato de Kirk. Finalmente, la viuda de Kirk, Erika Kirk, quien ha asumido el liderazgo de Turning Point USA, también se dirigió a la audiencia en el estadio State Farm. (NP-Gemini-Emol AFP)
