Rusia afirmó este sábado haber ejecutado un bombardeo masivo contra infraestructura energética y militar de Ucrania, utilizando misiles hipersónicos Kinzhal. El Ministerio de Defensa ruso justificó la ofensiva como una «respuesta a los ataques terroristas de Ucrania contra objetivos civiles en Rusia».
Desde Kiev, el presidente Volodímir Zelenski denunció inmediatamente la gravedad de la situación. El mandatario ucraniano aseguró que los ataques alcanzaron una docena de instalaciones civiles y dejaron a miles de personas sin suministro eléctrico en siete regiones del país.
«Es importante que todos vean ahora lo que hace Rusia (…) pues, claramente, no se trata de poner fin a la guerra», declaró Zelenski, enfatizando que el principal blanco de la ofensiva volvió a ser el sector energético ucraniano, especialmente en el sur y en la región de Odesa.
Zelenski detalló que, durante la operación, Rusia desplegó más de 450 drones de ataque y 30 misiles de distintos tipos, en lo que se considera uno de los ataques más intensos de las últimas semanas.
Finalmente, el jefe de Estado ucraniano reiteró a sus aliados internacionales la urgencia de reforzar la defensa aérea, aumentar las capacidades militares en el frente y enviar misiles de largo alcance, junto con una mayor presión diplomática sobre Moscú. Estos llamados se realizan antes de las reuniones que sostendrá este fin de semana en Berlín con socios europeos y con el enviado de Estados Unidos. (NP-Gemini-La Tercera-EFE)





