La Defensoría del Pueblo de Colombia denunció este sábado la muerte de siete menores de edad que habían sido reclutados por grupos guerrilleros, fallecidos durante el bombardeo más letal ordenado por el presidente Gustavo Petro. Este ataque se enmarca en una ofensiva intensificada contra grupos armados que ha dejado un saldo de 28 muertos en la última semana, en medio de presiones de Estados Unidos para frenar el narcotráfico y críticas preelectorales.
Los menores murieron en un bombardeo ejecutado el martes contra un campamento de las disidencias de la extinta guerrilla FARC en el departamento de Guaviare, una operación que resultó en 20 fallecidos y constituye la mayor de su tipo durante la administración de Petro.
Iris Marín, la Defensora del Pueblo, calificó el hecho de «lamentable» y «doloroso e inhumano», señalando que la guerra está afectando a los más vulnerables: «a menores de edad reclutados por la falta de protección y hoy convertidos en objetivos militares». La Defensora responsabilizó directamente a la guerrilla, comandada por alias Iván Mordisco, líder del Estado Mayor Central (EMC), que agrupa a unos 3.200 rebeldes que se apartaron del acuerdo de paz de 2016. Sin embargo, Marín también hizo un llamado a las Fuerzas Militares para que «adopten todas las precauciones factibles para proteger a los niños».
La intensificación de la ofensiva se da en un momento político complejo para Petro, quien enfrenta críticas de la oposición que lo consideran indulgente con los grupos armados, y tras la decisión de Estados Unidos de revocar el certificado de país aliado en la lucha contra el narcotráfico. (NP-Gemin-Bio Bio-DW)
