El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó de «epidemia» el fuerte repunte de casos de dengue, chikunguña y oropouche en la isla, y llamó a enfrentar estas arbovirosis con la misma estrategia empleada contra el COVID-19. Esta es la primera vez que el Gobierno cubano utiliza el término «epidemia» para referirse a la situación, que oficialmente ha sido denominada como «síndrome febril inespecífico» debido a que las tres enfermedades provocan fiebres elevadas.
El mandatario anunció que se realizarán reuniones semanales con expertos del Ministerio de Salud Pública (Minsap) para seguir la evolución de la crisis sanitaria. Según el diario Granma, el número acumulado de casos de chikunguña asciende a 21.681, con presencia en catorce de las quince provincias del país. Las zonas de mayor incidencia incluyen Matanzas, La Habana, Artemisa, Cienfuegos, Villa Clara y Camagüey.
Aunque no se ofrecieron cifras actualizadas de dengue y oropouche, los últimos datos oficiales de hace tres semanas reportaban unos 2.360 afectados por dengue, principalmente de la variante más peligrosa, y tres muertes confirmadas por esta enfermedad en lo que va de 2025. Sobre el oropouche, las autoridades señalaron que no se han reportado casos confirmados ni sospechosos en las últimas dos semanas.
El fuerte incremento de estas enfermedades se produce en un contexto de profunda crisis económica en Cuba, marcada por prolongados cortes de energía, problemas de abastecimiento de agua, escasez de transporte y la dolarización parcial de la economía. Esta situación incide directamente en la propagación de los insectos transmisores, ya que la falta de combustible ha reducido las fumigaciones y la basura se acumula en las calles por la irregularidad en la recolección.
La situación ha llevado a varios países a actualizar sus advertencias de viaje a Cuba. España, por ejemplo, habla de una «grave situación epidemiológica», mientras que Estados Unidos emitió una alerta de salud, reflejando la tensión en los servicios médicos y la dificultad para estimar las cifras reales debido a la falta de pruebas de confirmación en muchos centros asistenciales y la reticencia de la población a acudir a hospitales por el deterioro de los servicios y la escasez de medicinas. (NP-Gemini-Cooperativa EFE)
