Una grave crisis diplomática estalló entre Venezuela y Trinidad y Tobago, después de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunciara la suspensión de sus acuerdos energéticos con el archipiélago caribeño. El detonante fue el atraque del buque de guerra estadounidense USS Gravely en Puerto España para ejercicios militares, parte de la flota de EE. UU. desplegada en el Caribe para operaciones antidrogas.
Maduro calificó a la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, de «alcahueta propulsora de la guerra» y la acusó de convertir el territorio en un «portaaviones» de Estados Unidos, país al que denuncia por buscar un derrocamiento a través de una «guerra por el petróleo y por el gas». Trinidad y Tobago, por su parte, prepara la deportación masiva de migrantes venezolanos indocumentados, estimados en 40.000.
CAMPO DRAGÓN, EL ACUERDO AFECTADO
El acuerdo energético suspendido por Venezuela era crucial para el desarrollo del Campo Dragón, un yacimiento de gas 100% en aguas venezolanas. Este proyecto, que aún no produce gas, preveía que la multinacional británica Shell (con exención de sanciones de EE. UU.) y la Compañía Nacional de Gas de Trinidad y Tobago (NGC) invirtieran para llevar el gas al archipiélago.
Interés de Trinidad y Tobago: El país es «el gran perdedor» a corto plazo, según expertos, debido a que tiene una producción de gas en declive y una dependencia energética casi total del gas. Sus instalaciones eran las adecuadas para recibir la materia prima, según Oswaldo Felizzola del IESA.
Condiciones de EE. UU. y Pérdida para Venezuela: El Gobierno de Donald Trump había condicionado el acuerdo a que la petrolera venezolana PDVSA solo recibiera pagos en especie (gas recomprimido) y no en metálico, para evadir las sanciones. Venezuela ahora pierde esta vía de posibles ingresos.
PETRÓLEO O ESTRATEGIA GEOPOLÍTICA DE EE.UU.
Analistas difieren sobre el verdadero objetivo de Estados Unidos en la zona:
Prioridad Geopolítica: Alberto Cisneros, de GBC, asegura que el objetivo es «exclusivamente de orden geopolítico». EE. UU. busca recuperar el «control» sobre Venezuela, un país caribeño cercano a Florida, y erradicar la influencia de Rusia, China o Irán. Cisneros argumenta que el mercado norteamericano está saturado con su propia producción de gas y petróleo de esquisto.
Impacto de las Sanciones: La suspensión del acuerdo rompe con una de las dos únicas exenciones autorizadas bajo la política de sanciones totales de Trump (la otra es la de Chevron). Además, detiene la posibilidad de desarrollo del anillo geopolítico gasífero del Oriente venezolano.
MIGRANTES COMO DAÑO COLATERAL
Mientras la disputa escala, los ciudadanos venezolanos sienten las consecuencias. La primera ministra Persad-Bissessar ordenó la deportación de al menos 200 inmigrantes ilegales, de una comunidad migrante de 40.000 venezolanos, muchos con competencias en el área gasífera, justo cuando el futuro energético del archipiélago se vuelve incierto.





