El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sorprendido a la comunidad internacional al adoptar una nueva postura sobre el conflicto en Ucrania, la cual marca un giro de 180 grados en su retórica. En un mensaje contundente, el presidente republicano afirmó por primera vez que Ucrania podría no solo ganar la guerra, sino también recuperar la totalidad de su territorio perdido e incluso ir más allá. Este cambio de opinión, expresado tras una reunión con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, contrasta con sus declaraciones anteriores, en las que había sugerido que Ucrania tendría que ceder territorio para alcanzar un acuerdo de paz.
En su mensaje, Trump instó a Ucrania a actuar y calificó a Rusia como un «tigre de papel» cuya economía de guerra le estaba pasando la cuenta. Sin embargo, en el Kremlin, el portavoz Dmitri Peskov respondió a las palabras de Trump calificándolas de «erróneas» y atribuyéndolas a la influencia de Zelenski. Peskov desestimó las críticas sobre la economía rusa y aseguró que su avance en el frente es parte de una estrategia deliberada. No obstante, diarios como The Guardian señalan que la economía rusa sí ha sufrido un impacto significativo por la invasión.
El inesperado cambio de opinión de Trump ha sido recibido con una mezcla de cautela y optimismo en Ucrania. El presidente Zelenski expresó su sorpresa y dijo creer que su relación con Trump ha mejorado. Por su parte, John Herbst, exembajador de Estados Unidos en Kiev, consideró que la nueva postura de Trump es positiva y que demuestra que el presidente estadounidense se ha dado cuenta de que Rusia no tiene una victoria garantizada.
Sin embargo, el aparente giro de Trump también ha provocado un profundo escepticismo entre los analistas internacionales. Mientras algunos funcionarios de la Unión Europea se mostraron cautelosamente optimistas, muchos otros dudan de que la postura de Trump refleje un cambio real en la política estadounidense. Medios como Politico y Sky News han sugerido que el mensaje de Trump podría ser una táctica para provocar a Putin, una estrategia de negociación para ganar influencia, o incluso una movida de política interna para consolidar el apoyo bipartidista ante las críticas a su enfoque «suave» hacia Rusia.
En este sentido, un analista de The Telegraph argumenta que Trump se estaría lavando las manos en el conflicto, cediendo el control a Europa y la OTAN y demostrando que ha aprendido una dura lección sobre lo difícil que es poner fin a una guerra. (NP-Gemini-La Tercera Europa Press)