El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se anotó una victoria clave, al conseguir que la Cámara de Representantes -de mayoría republicana- diera la aprobación final a su polémica reforma fiscal de US$3,4 billones. Su «gran y hermosa» ley -como Trump la ha bautizado- recorta impuestos, limita el gasto en programas de protección social y revierte gran parte de los esfuerzos del expresidente Joe Biden de desarrollar una economía basada en energías limpias.
La votación de 218 votos a favor y 214 en contra, dio luz verde al proyecto justo antes del 4 de julio, fecha límite que el mandatario había establecido, para que coincide con el Día de la Independencia del país. Ese proyecto de ley había afrontado obstáculos tanto en el Senado, donde los conservadores también tienen el control, como en la Cámara Baja.
De hecho, según consignó Bloomberg, Trump ejerció presión sobre el Partido Republicano a través de amenazas de primarias, reuniones en la Casa Blanca y encuentros informales en campos de golf para superar la resistencia, producto del impacto en la deuda y los recortes a Medicaid, un programa que financia costos médicos a personas de bajos ingresos.
La victoria llegó tras una maratónica sesión nocturna en la Cámara de Representantes, marcada por retrasos e intensas presiones, mientras Trump atacaba en redes sociales a los legisladores republicanos que demoraban su respaldo.
El líder republicano de la Cámara de Representantes, Steve Scalise, dio el mérito a Trump de haber roto el estancamiento, convenciendo a los reticentes durante la noche de que no habría más cambios en el proyecto de ley. “Cuando el presidente termina de negociar, se acaba el juego: es hora de votar”, afirmó.
El último obstáculo al que hizo frente el proyecto fueron las 8 horas y 45 minutos del discurso con el que el líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, intentó retrasar el voto para obstaculizar el proceso. En los últimos días tanto Trump como el presidente de ese hemiciclo, el conservador Mike Johnson, habían incrementado la presión contra los legisladores reticentes.
«Esta podría ser la votación más importante que cualquiera de nosotros haga en toda su vida. (…) El presidente de Estados Unidos espera con su pluma. El pueblo estadounidense espera este alivio. Ya hemos oído suficiente. Es hora de actuar. Terminemos el trabajo por él votando a favor», había dicho Johnson este jueves justo antes de proceder al voto. (Emol)