Ha partido de este mundo a los 98 años Gastón Soublette. Uno de los grandes pensadores chilenos, catedrático de Filosofía y Estética en la Pontificia Universidad Católica de Chile y que en el 2023 obtuvo el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, oportunidad en que se destacó que “su trabajo también se caracteriza por un pensamiento vanguardista en temas relacionados a la ecología, siendo un activista medioambiental en una época en que la crisis climática no era tema”. Era, además, un hombre cristiano y progresista.
A la hora del galardón, se manifestó: “En sus más de 60 años de trayectoria académica, se ha dedicado a la investigación y a la formación de diferentes generaciones de estudiantes, manteniéndose fiel a sus ideas. Tiene una extensa obra, multidisciplinaria en lo humanista, que abarca la historia, teoría del arte, el pensamiento filosófico de Oriente, la literatura y el cine, contribuyendo al diálogo entre la fe y la cultura”.
En la hora de la despedida y el justo homenaje, es pertinente recordar cuando Soublette enfrentó en “El Mercurio” al historiador conservador Sergio Villalobos tras dichos suyos en ese diario, en 2015, en los que sostenía, entre otras cosas, que el pueblo mapuche no existe. A su juicio, “es imperdonable en un historiador contemporáneo que ignore que la condición indígena es un valor en sí y no una carencia, como Villalobos sigue creyendo”.
En la misiva señalaba Soublette: “Desde hace décadas que el profesor Sergio Villalobos viene escribiendo en la prensa y declarando en entrevistas que el pueblo mapuche no existe; que los actuales descendientes de los araucanos son un lastre para el progreso del país; que su cultura es poco menos que una nulidad; que su lengua es pobre y no aporta nada a nuestra cultura; que su antiguo coraje y pericia guerrera es un invento; que sus héroes no son tales, y así suma y sigue. En la entrevista que concedió el domingo pasado a Artes y Letras de este diario, a estas invectivas agrega afirmaciones en las que los mapuches de hoy y de siempre aparecen como borrachos consuetudinarios”.
Indicó el pensado que las palabras de Villalobos “constituyen una afrenta mayúscula no solo para el pueblo mapuche, sino para toda las nación chilena, pues una buena parte de nuestro pueblo es mestizo y en nuestra cultura como nación soberana siempre se ha tenido de los así llamados ‘araucanos’ una imagen muy diferente a la que él se empeña en proyectar tan insistentemente hasta el punto de suscitar sospechas en quienes tenemos el disgusto de leer sus escritos sobre este tema (y hasta caemos en el error de polemizar con él). Un historiador carente de toda base antropológica para referirse a nuestros pueblos originarios, quien desde su sedentaria vida de escritorio, emite juicios sobre comunidades humanas que nunca ha visitado”.
Añadió: “Con el aval de algunos conquistadores y misioneros honestos en sus juicios, tales como Alonso de Ercilla, Pineda y Bascuñán, padre de Félix de Augusta, y los estudios que realizaron en el siglo XX y XXI antropólogos, arqueólogos, historiadores y lingüistas, sabemos que los así llamados ‘araucanos’ constituían un pueblo caracterizado por un alto concepto de la dignidad humana, un desarrollado sentido de la libertad y del honor, un coraje a toda prueba y una sabiduría para habitar la tierra en comunidad de la que carecen las masas informes hacinadas en las ciudades modernas”.
Por cierto, tenía la razón Soublette. El “pueblo mapuche” está reconocido como tal por el Estado en la Ley Indígena (N° 19.253 de 1993). Ello está en consistencia con el Informe Final de Resultados de la Comisión Presidencial para la Paz y Entendimiento (“Recomendaciones al Estado de Chile en materia de tierras y derechos del pueblo mapuche”).
Cuando se le otorgó a Soublette el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, fue destacado que “su respeto y divulgación de la cosmovisión mapuche, además, han hecho de él una persona muy respetada en esta cultura”.
Sostenía que los mapuche era un “pueblo”, porque cuentan con una distintiva cultura, lenguaje compartido, cosmovisión, y sistemas de organización social, que han mantenido a lo largo de siglos, a pesar de los duros procesos de colonización y la influencia de los Estados nacionales. A ello agregaba Soublette el criterio fundamental de la autoidentificación, que en el Derecho Internacional es esencial para definir a un pueblo como entidad colectiva. Por cierto, los mapuches se autoidentifican y se reconocen a sí mismos como un pueblo.
Los negacionistas como Villalobos le producían irritación, pues la existencia del pueblo mapuche como tal es ampliamente reconocida por el derecho internacional, la academia y la mayoría de la sociedad.
No hay duda que su palabra hará falta a un país en que persevera la tendencia a negar la diversidad que lo constituye, esa por la que tanto trabajó el maestro Soublette. Hagamos votos para que su pensamiento viva para siempre en Chile y sus pueblos.
Imagen: Pontificia Universidad Católica de Chile.
Por Iván Antonio Gutiérrez Lozano. El autor es periodista y representante legal de Crónica Digital.
Santiago, 25 de mayo de 2025.
Crónica Digital.